Devoción por lo natural y lo único.
Aquí, cada corte cuenta con nombre y carácter propio: un lomo alto con buena infiltración, un solomillo limpio, unas costillas jugosas. No vendemos carne al peso, sino experiencias que empiezan en la tabla de corte y terminan en la copa. Nuestro carnicero no solo conoce el punto de cada pieza, también sabe con qué vino acompañarla. ¿Un entrecot madurado? Te sugerirá un tinto con cuerpo. ¿Una caldereta de cordero? Tal vez un syrah suave. Porque elegir bien es un arte, y aquí lo practicamos a diario.